The conquest of Siberia by Ermak Vasily Ivanovich Surikov (1848-1916)

Descripción del cuadro de Vasili Surikov La conquista de Siberia por Ermak

El autor tuvo dificultades con este cuadro, ya que lo pintó durante cuatro años. No terminó la obra hasta 1895. No fue por casualidad que decidiera pintar esta obra en particular, ya que era muy importante para Rusia liberarse del kan tártaro. Además, el autor nació en Siberia, por lo que tenía profundos sentimientos por su tierra natal.

El lienzo representa una batalla entre el valiente destacamento de Yermak y los kuchumanos. Es claramente visible que los rusos están tomando la delantera. El héroe mismo no está marcado en absoluto por el artista, como si dijera que el comandante no se distinguía de las unidades de sus guerreros. Lo único que nos ha dado el atamán es su mano, o más bien un gesto que guía a sus tropas con firmeza y decisión hacia la batalla y el ataque.

Por el contrario, los rostros de los cosacos expresan una tormenta de emociones diferentes: una voluntad indomable y una aspiración a la victoria y a la libertad. No importa que la batalla sólo esté en pleno apogeo, sino que ya está claro cómo y de qué manera terminará la batalla. Derrotados, las hordas de tártaros huyen despavoridos del campo de batalla.

No es sin segundas intenciones la elección del paisaje sombrío para la batalla: el cielo otoñal es gris, las aguas rápidas del río tampoco son transparentes y la orilla es resbaladiza y arcillosa. Contemplando esta imagen nublada de una batalla real uno se convierte involuntariamente en participante, observador, aficionado...

Sólo se distinguen los cañones brillantes de las armas, y los destellos de los disparos se elevan sobre el campo de batalla como nubes rosas. Se establece un lugar especial para la mancha de sangre. La mancha escarlata va al cosaco como signo de devoción y abnegación en nombre de la Patria y del honor.

Incluso un espectador casual que no sea sofisticado en arte encontrará muchos sentimientos y emociones en esta pintura, y obtendrá una mejor comprensión y apreciación de la cultura rusa, reflexionando sobre por qué lucharon nuestros antepasados y qué objetivos alcanzaron.

El cuadro respira guerra, una batalla sin cuartel en la que no hay ni vencedores ni vencidos. Sin embargo, queda claro que el derramamiento de sangre no podría haberse evitado. Así que es la guerra la que ha lavado la sangre y derramado lágrimas sobre la salvación de la nación.

Este cuadro es uno de los grandes monumentos de la historia rusa que ha conservado el recuerdo de personas que nunca nos hablarán de este acontecimiento.