Matisse, Henry. Conversation Hermitage ~ part 08

Descripción del cuadro "Conversación" de Henri Matisse

Al principio puede parecer que Matisse está representando una escena completamente banal, que puede ocurrir en un día cualquiera. Vemos a un matrimonio hablando por la mañana.

En los personajes se adivina al propio artista y a su mujer. Esto no es fácil de hacer, ya que Matisse hace deliberadamente que los rasgos de los personajes sean esquemáticos.

Pero si se empieza a analizar el cuadro más profundamente, queda claro que no todo es tan sencillo. El artista interpreta la realidad de una manera especial.

El fondo azul no es sólo un color de pared. Se convierte en un símbolo importante, convirtiéndose en la idea importante del espacio en su conjunto. El azul es increíblemente significativo. Fascina a todos los presentes.

Nuestra mente subconsciente se retira maravillosamente a las profundidades mágicas del mar, a la paz y al silencio. Es una fuente especial de vida. Es a partir de aquí que se origina toda la vida. El color verde también es muy importante. Simboliza la naturaleza, la fertilidad. En el centro vemos el árbol de la vida, que desde hace tiempo representa el ciclo de la vida.

Las figuras de un hombre y una mujer también son icónicas. Se convierten en la viva encarnación de los principios femeninos y masculinos. Para expresar lo masculino, el artista utiliza líneas rectas verticales. Para lo femenino, utiliza líneas elegantemente curvadas, que impresionan por su increíble fluidez. Esta unión es eterna. Gracias a ella, nace una nueva vida.

Entre ellos se representa un árbol que simboliza la vida. El entramado está formado por diferentes líneas. Esto es lo que se convierte en el inusual puente entre la mujer y el hombre. No hay perspectiva en este cuadro.

Los sujetos son representados por el artista de una manera completamente diferente a como son en la realidad. Para el pintor, lo importante no son las cosas, sino la relación especial que se da entre ellas. Le interesan las conexiones antiguas. La idea se convierte en universal y en base. La conciencia se remonta involuntariamente a una antigüedad lejana.