Feast of Belshazzar. 1874 Vasily Ivanovich Surikov (1848-1916)

Descripción del cuadro de Vasili Surikov "La fiesta de Belsasar".

Vasily Surikov nació en Krasnoyarsk en 1848 en el seno de una familia de cosacos herederos del Don que llegaron con Yermak en el siglo XVI, durante la conquista de Siberia. Su talento para la pintura se manifestó muy pronto, pero debido a la temprana muerte de su padre, la familia no tenía dinero para una educación decente. Sólo la suerte ayudó a Surikov cuando el gobernador Zamyatin de Yenisei vio sus dibujos, encontró un mecenas de las artes I.P. Kuznetsov, que pagó su educación en la Academia, y a los 21 años Vasily Surikov se convirtió en estudiante en San Petersburgo.

Sus lienzos monumentales, por los que Surikov ganó fama y renombre, están ejecutados con un profundo enfoque compositivo, cromático y plástico. La mayoría de sus cuadros - "La mañana de la ejecución de Streletsky", "La travesía de Suvorov por los Alpes", "La conquista de Siberia por Yermak"- están llenos de muchos personajes diferentes, cada uno con su propio carácter y momento de emoción, con una cuidadosa elección de colores. Aunque muchos de sus contemporáneos criticaron a menudo a Surikov por este "batiburrillo" de rostros y cuerpos y compararon sus cuadros con una "alfombra de brocado", esto se convirtió en un rasgo distintivo de sus lienzos, su energía particular y un valioso activo histórico y artístico de la cultura rusa.

El cuadro El festín de Belsasar también está ejecutado a la manera favorita del artista: la culminación de un acontecimiento importante de la historia. Belsasar, tras heredar el reinado de Babilonia después de la muerte de su padre, organiza una gran fiesta en la que un gran número de invitados, sirvientes, concubinas, sacerdotes y esclavos se ahogan en vino y vicio. Cuando los invitados se quedaron sin platos, Belsasar ordenó que se trajeran las copas rituales de oro saqueadas durante la destrucción del Templo de Jerusalén.

Pero en cuanto el nuevo señor del mundo tocó la copa, el cielo tembló con furiosos truenos, los relámpagos iluminaron a la multitud alborotada y una luminosa inscripción encriptada apareció en la pared. Anticipándose a los problemas, Belsasar busca a alguien que le lea el fatídico mensaje y le traen al profeta Daniel. El cuadro representa el momento en que Daniel traduce la misteriosa inscripción, que predice la inminente perdición del rey señalando las señales de fuego, mientras numerosos ... invitados y sirvientes se retuercen alrededor del asustado Belsasar con terror y pánico.

Las ropas ricas y brillantes, adornadas con joyas, la vajilla de oro, las lámparas, los muebles... qué patéticos parecen bajo el fuego de la ira divina. Los mantos rojos, las alfombras rojas, el vino tinto derramado en el primer plano del cuadro, todo ello parece ser un presagio de que pronto habrá un derramamiento de sangre, porque el rey celebrante no tuvo tiempo de vigilar la ciudad, cuyas murallas estaban ocupadas por el ejército persa. Los sacerdotes babilónicos siguen tendiendo la mano a los ídolos paganos y suplicando su protección, pero el resultado de la gran y trágica fiesta está bastante claro: los profanadores no pueden escapar del castigo del cielo.