Pintura y artes gráficas en los Países Bajos del siglo XV. 
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El estudio de la pintura holandesa siempre se ha asociado con grandes dificultades. Los artistas rara vez firmaban y fechaban sus obras. En el siglo XV, solo el más grande de ellos, Jan van Eyck, se permitió esto. No conocemos las firmas de maestros tan prominentes como Rogier van der Weyden o Hugo van der Hus. Por lo tanto, la ciencia moderna, que tiene documentos muy escasos, construye sus conclusiones casi exclusivamente sobre datos del análisis estilístico. Un número significativo de pinturas ha llegado a nuestro tiempo, cuyos autores no se conocen; Al mismo tiempo, en los documentos sobrevivientes, por ejemplo, en las listas de gremios de artistas de varias ciudades, hay nombres de pintores cuyas obras no conocemos. A veces, los investigadores combinan condicionalmente varias obras de estilo similar en un grupo bajo el nombre de un maestro o símbolo (por ejemplo, el Maestro de semifiguras femeninas, el Maestro de visión de Santa Gudula o el Maestro de la leyenda de Santa María). Magdalena), pero siempre en un grado u otro hipotéticamente.
La situación se complica por la presencia de numerosas opciones, copias o repeticiones hechas a partir de cuadros famosos de estudiantes y seguidores de grandes artistas e incluso de ellos mismos. A menudo, estas repeticiones en calidad son casi inferiores a las originales y, por lo tanto, es extremadamente difícil de entender. Antes de que se establecieran las bases del estudio científico del arte holandés en el siglo XIX, existía una tendencia a atribuir pinturas desconocidas a grandes maestros: Eyck, Memling, Rogier y otros. Por lo tanto, el alcance de su trabajo durante mucho tiempo se expandió injustificadamente. En las últimas décadas, se ha llevado a cabo una revisión crítica del patrimonio creativo de los principales maestros; El opio y la imitación están separados de los originales. Sin embargo, todavía hay muchos problemas sin resolver. La situación con la clasificación, la definición de autoría y la datación de pinturas de calidad media, que son muchas en la colección Hermitage, es especialmente mala.
Los temas de las pinturas del siglo XV siguieron siendo religiosos, pero los artistas abandonaron las fórmulas abstractas del arte medieval y la esencia de su trabajo cambió radicalmente. Las ideas panteístas sobre la naturaleza divina de todos los fenómenos y cosas en el mundo, sobre la igualdad de todas las criaturas ante Dios, difundidas en el siglo XV, contribuyeron a la renovación del arte. Le dieron a los artistas la oportunidad de glorificar la diversidad y belleza de la vida terrenal, para afirmar la perfección y la armonía del universo. La realidad se convirtió en el objeto de su estudio, las observaciones concretas de la naturaleza enriquecieron el trabajo de muchos maestros. La llamada pintura de caballete apareció y adquirió un gran desarrollo: pinturas independientes o altares pintados en madera, y más tarde en lienzo.
La pintura monumental al fresco, a diferencia de Italia, no se usaba ampliamente en los Países Bajos.
La característica principal del trabajo de los artistas holandeses fue el deseo de una representación veraz del hombre y la naturaleza. Así, el arte holandés estuvo involucrado en la esfera de los problemas que enfrentaron los artistas de varios países europeos durante el Renacimiento. Los pintores holandeses resolvieron estos problemas a su manera. Al no intentar, como los hermanos italianos, captar los patrones en la representación de la realidad, no buscar generalizaciones y no pensar en los problemas de perspectiva, pudieron transmitir miles de cosas y fenómenos naturales, la singularidad de la apariencia individual de las personas. con sorprendente frescura, riqueza e inmediatez de sensación. De una manera puramente práctica, dominaron los métodos de construcción del espacio, aprendieron a comprender el papel de la luz y el color, lo que les ayudó a reproducir las mejores propiedades y características de los objetos, así como la atmósfera saturada de luz solar.
Zinaida Gavrilova