Madonna of the Pear Albrecht Dürer (1471-1528)

Descripción del cuadro de María con el Niño de Alberto Durero

En una serie de sus extraordinarios retratos realizados a lo largo de una década (de 1510 a 1520), Durero fue capaz de reunir todas las mejores cualidades del hombre. Durante muchos años estudió y dibujó la figura humana para poder reproducirla lo más fielmente posible en su obra.

Tras una larga búsqueda y definición de lo que debería ser exactamente la belleza humana canónica, así como numerosos intentos de fundamentar las normas ideales de la apariencia humana, finalmente se decantó por el rostro del hombre alemán moderno.

Dicho representante debía pertenecer a la intelectualidad. Tenía que ser un poco ansioso, tener sus propias contradicciones internas, tener una voluntad bastante fuerte y poseer una gran cantidad de espiritualidad y energía. Estos rasgos tan importantes son los que intenta encontrar Durero entre los representantes de sus contemporáneos.

En todos sus retratos permanece ese carácter familiar. Sin embargo, consigue deshacerse de los vestigios de épocas pasadas: la fragmentación externa, la excesiva angulosidad del rostro humano, la rigidez de los tonos y las líneas de color. Los héroes de sus retratos son siempre muy íntegros y libres en sus poses y manierismos. Las figuras de la composición están siempre dispuestas de forma muy natural, sin sobresalir del espacio compositivo que se les ha asignado.

Entre las formas geométricas siempre hay una cierta generalidad y similitud, son bastante plásticas. Del mismo modo, en su María con el Niño. Los óvalos y los rasgos faciales se hacen eco. Al mismo tiempo, todos están hechos con líneas redondeadas muy suaves, sin ángulos agudos. Los detalles brillantes aportan cierta audacia y contradicción a la composición. Todos parecen coherentes y armoniosos.