Madonna of Loreto Raphael (1483-1520)

Descripción del cuadro Madonna con velo de Rafael Santi

Rafael Santi es el creador de obras maestras, muchas de las cuales se han convertido en un patrimonio inestimable de la cultura mundial y de la pintura de retablos. El artista creó con su propio e inimitable estilo, combinando lo mundano y lo divino en imágenes inmortales e inspiradoras. En la tumba del gran pintor los contemporáneos encantados inscribieron las palabras que durante la vida del artista la naturaleza temía ser vencida, y después de su muerte temía morir.

Desde sus primeros años hasta su apoteosis en la creación de la "Madonna Sixtina" en 1513, Rafael representó a la Madonna en diferentes variaciones, muchas obras del insuperable maestro iluminan hasta hoy las iglesias de Italia y el Vaticano. La historia de la representación de la Virgen del Velo fue más dramática y enigmática.

El cuadro fue encargado por el Papa Julio II para la iglesia de Santa María en vía Popolo, donde se encontraba junto a un retrato del pontífice, también realizado por Rafael. Fue Julio II quien, inspirado por la Virgen del Velo, encargó al artista un futuro retablo para el convento de San Sixto. Durante mucho tiempo, la "Madonna con el velo" fue llamada "Madonna del Popolo", hasta que a finales del siglo XVI fue vendida a la colección privada de Borghese. Luego sus huellas se perdieron varias veces, durante algún tiempo las monjas del monasterio de Loreto consideraron a la Madonna del Popolo como ella, por lo que durante algún tiempo se la llamó "Madonna de Loreto", pero a mediados del siglo XVIII la imagen finalmente desaparece.

El cuadro, ejecutado en una tabla especialmente elaborada, representa a la Sagrada Familia. María juega pacíficamente con el velo translúcido y el niño despierto; son observados por José, cuya figura, según las investigaciones de los estudiosos, fue añadida posteriormente en lugar de la ventana representada originalmente detrás de María. El rostro de la Virgen que se inclina sobre su hijo está lleno de infinita ternura y de tranquila tristeza; está tranquila y disfruta del breve período de comunión despreocupada, sabiendo el destino que le espera a su milagroso hijo.

La luz del cuadro procede únicamente de la sábana blanca como la nieve y del cuerpo brillante de Jesús; el vestido rojo de María da a la composición una alegría ligera y un estado de ánimo sublime, pero el resto de la imagen está envuelto en una densa oscuridad. Ni una sombra de sonrisa en el rostro de la Santa Virgen, José no oculta su dolor y aprieta con tensión sus manos en la espalda de la Virgen. La alegría de ser y el dolor de todo sufrimiento humano se entretejen en el cuadro en una compleja e inexpresable gama de sentimientos y emociones.

En los años 20 del siglo pasado, se considera que el cuadro fue redescubierto. El famoso historiador de arte y restaurador I. Grabar trae de Nizhny Tagil la imagen desfigurada por el tiempo y los insectos, que tiene todas las características de una obra maestra perdida de Rafael. Después de tres años de restauración, siguió atribuyendo el cuadro como original. Hasta finales de los años 70 el cuadro se expuso en el Museo Estatal de Pushkin, pero entonces el personal del museo negó la atribución y devolvió el cuadro al Museo de Nizhny Tagil.