Resumen de "Inferno" de Dante Alighieri Traductor traducir

"Inferno" es el primer libro de la gran epopeya medieval de Dante Alighieri "La Divina Comedia", un monumento de la literatura mundial. Escrito entre 1308 y 1320, el poema de tres partes describe el viaje transformador de Dante a través del infierno y el purgatorio hasta el paraíso mismo.

La forma del poema "terza rima", un patrón sin fin de remolinos de rimas triples entrelazadas, refleja su tema principal: la sabiduría, el poder y el amor de un Dios cristiano trinitario. Como todos los libros de comedia, Inferno termina con la palabra "estrellas".

Resumen de la trama

En la mitad de su vida, el poeta italiano Dante Alighieri se encuentra perdido y asustado en un bosque oscuro. Quiere desesperadamente escalar la hermosa montaña, pero tres formidables bestias salvajes bloquean su camino. Casi pierde la esperanza cuando se encuentra con un fantasma: el espíritu de su gran héroe poético Virgil. La amada fallecida de Dante, Beatrice envió a Virgil para salvar a Dante, pero no podrán pasar junto a los animales y escalar la montaña directamente. En cambio, tendrán que hacer un largo peregrinaje a través del mismísimo infierno.

Virgil lleva a Dante al infierno, donde Dante se ve obligado a enfrentar sus propios pecados disfrazado de almas condenadas. Se entera de que el infierno tiene la forma de un embudo, un agujero de arrastre con círculos concéntricos. Las almas allí se dividen en tres grupos en deterioro: los incontinentes o personas que han tenido una relación irregular con bienes terrenales como el sexo, la comida y el dinero; cruel; y lo peor de todo, estafadores.

A lo largo de Inferno, Dante visita todos los círculos del infierno y se encuentra con pecadores que son sometidos a castigos irónicos. Por ejemplo, los pecadores lujuriosos caen en un torbellino húmedo que los acecha; los herejes que no creen en las almas eternas son encarcelados en tumbas en llamas; el hervor cruel en un río de sangre cuando los centauros les disparan; pero los traidores están encerrados en el hielo junto a sus enemigos.

Dante descubre que el infierno es tan antiguo como el mundo mismo, y es parte de un patrón cósmico: está habitado por figuras de la mitología clásica, su paisaje fue sacudido por terremotos después de la crucifixión, y Virgilio informa que vio a Cristo descender al Limbo para salvar a los patriarcas y matriarcas del Antiguo Testamento.

Durante el viaje de Dante y Virgil, Virgil protege y educa a Dante, al mismo tiempo que revela sus propias debilidades. El propio Virgilio está maldito, aunque su alma habita en un Limbe tolerante, un mundo subterráneo similar a un campus donde los filósofos y poetas paganos deambulan y conversan. La justicia del infierno deja a estas almas virtuosas en el anhelo de un hogar celestial al que nunca llegarán.

Virgil es un guía atento, ingenioso y sabio, pero a medida que él y Dante descienden más hacia el infierno, Dante comienza a comprender lo que le falta a Virgilio: una comprensión de la gracia divina, esa cualidad de la bondad de Dios que supera cualquier tipo de heroísmo individual. El no comprender y someterse a la gracia está en el corazón de todos los castigos del infierno. Como Dante aprende más tarde en el Purgatorio, los peores pecados pueden ser perdonados si el pecador se arrepiente.

Si bien el infierno está lleno de grandes nombres (Cleopatra, Aquiles, Atila, Dido), Dante pasa la mayor parte del tiempo hablando con sus compatriotas italianos fallecidos. Al conocer a personas que conoció durante su vida, algunos de ellos eran sus amigos, Dante llega a una comprensión profunda de sus propios pecados.

Resulta que el infierno no es un lugar de castigo sádico, sino un lugar de justicia, donde la gente obtiene exactamente lo que más desea. Dante, como castigo, reconoce en sí mismo muchos de estos deseos erróneos. En El círculo de la lujuria, incluso se desmaya de lástima y horror ante la historia de Francesca, quien cometió el error de confundir su sucio y adúltero amorío con un gran romance. Asimismo, Dante encuentra acusaciones de su sed de gloria terrenal en el ex-maestro maldito Brunetto Latini, y su deseo de ir más allá de las fronteras humanas al conocer a Ulises, el único héroe clásico con el que Dante habla directamente. Los encuentros de Dante proporcionan críticas tanto personales como políticas, enviando advertencias a sus enemigos en el suelo y obligándolo a luchar contra sus propios defectos.

Los rincones más oscuros del infierno son para los traidores, cuyos pecados congelan sus almas en el hielo eterno y los convierten en más animales que personas.

Uno de los encuentros más memorables de Dante es el encuentro con el malvado Conde Ugolino della Gherardesca, quien cuenta la historia de su terrible muerte: dos veces engañado por el arzobispo Ruggeri, fue tapiada y dejada morir de hambre junto con sus hijos pequeños, cuyos cadáveres, según él, al final está engullido por los extremos. Aunque la historia de Ugolino es realmente deplorable, Ugolino no saca nada de ella: presa de una sed animal de venganza, ni siquiera habla con sus hijos muertos, y mucho menos los inspira pensamientos reconfortantes sobre el otro mundo. En el infierno, eternamente muerde el cráneo de Ruggeri, atrapado en una prisión materialista y vengativa de su propia creación.

En el fondo del infierno, Dante y Virgil encuentran al mismísimo Satanás. Es un monstruo gigante de tres caras con alas de murciélago, atrapado en el hielo, sus tres bocas roen continuamente a tres notorios traidores: Bruto, Casio y Judas. Dante está momentáneamente catatónico de horror ante esta visión. Aunque Satanás es terrible, su poder no es ilimitado. De hecho, Virgilio y Dante usan el cuerpo de Satanás como una escalera, subiendo por su torso helado a través del centro de la tierra y luego subiendo hasta el pie de una hermosa montaña que Dante ahora puede llamar Purgatorio.

Después de un doloroso viaje a las profundidades de la desesperación, Dante y Virgil vuelven a salir al aire libre y ven las estrellas.