"Cómo funciona el fascismo: la política de nosotros y de ellos" por Jason Stanley Traductor traducir

«Cómo funciona el fascismo: la política de nosotros contra ellos» es un libro de no ficción publicado en 2018 por el filósofo estadounidense y profesor de la Universidad de Yale Jason Stanley. En él, el autor analiza diez mecanismos mediante los cuales los políticos fascistas obtienen y consolidan el poder en los estados democráticos, dando lugar potencialmente a un estado fascista con un líder absoluto. Basándose en ejemplos que van desde la Alemania nazi hasta los Estados Unidos contemporáneos, Stanley explica el atractivo de la ideología fascista en tiempos de transición socioeconómica o desigualdad extrema. La política fascista explota los valores democráticos liberales, como la libertad de expresión, para crear un entorno de miedo y faccionalismo en el que la posibilidad misma de un discurso razonado puede decaer rápidamente.

Cada uno de los diez capítulos del libro está dedicado a una estrategia diferente utilizada por los políticos fascistas para ganar y conservar el poder. La primera es mitificar el pasado, estableciendo así narrativas falsas sobre el patrimonio cultural de un país. A principios del siglo XX, fascistas como Adolf Hitler de la Alemania nazi y Benito Mussolini de Italia prometieron a sus seguidores un regreso a un pasado mítico en el que las jerarquías raciales y de género tradicionales aseguraban la prosperidad de los grupos internos, es decir, los hombres blancos de herencia cristiana. Stanley dedica su segundo capítulo a la propaganda. Dada la dificultad de promover políticas tan manifiestamente perjudiciales para grandes grupos de personas, los fascistas deben encubrir su agenda con ideales universalmente aceptados, como la «libertad» o la «seguridad pública». En un ejemplo contemporáneo de propaganda fascista, el autor cita las promesas del presidente estadounidense Donald Trump de "drenar el pantano", incluso cuando él y sus aliados políticos se involucran en la misma corrupción que denuncian públicamente. A continuación, Stanley describe los esfuerzos de los fascistas por socavar el intelectualismo lanzando ataques a la educación y la experiencia. Al sembrar dudas y desconfianza hacia los expertos científicos e históricos, los fascistas están en mejores condiciones de difundir narrativas falsas a un público cada vez más receptivo. El capítulo 4 trata de la sensación de «irrealidad» que surge como resultado de los esfuerzos de propaganda fascista. Para Stanley, la política fascista transforma la comprensión de la realidad en una feroz contienda entre "nosotros" y "ellos", donde todo se define en términos de suma cero y se confía en el líder como protector incluso cuando miente descaradamente. En esa irrealidad, lo impensable y horrible se vuelve posible. En el capítulo 5, Stanley analiza el papel de la jerarquía en los estados fascistas. Contrariamente a los principios de la Ilustración que teóricamente otorgan a cada ser humano una medida de dignidad, la ideología fascista dicta que la naturaleza confiere estatus y poder en grados tremendamente desiguales. Esto crea jerarquías supuestamente naturales que tienden a favorecer a los hombres, los blancos y los miembros del partido fascista. Stanley continúa explicando cómo los fascistas se basan en el victimismo para promover narrativas de "nosotros contra ellos". Aquí, el autor tiene cuidado de distinguir entre las verdaderas víctimas de la opresión fascista y las falsas víctimas: los propios opresores. Los fascistas también recurren a llamamientos falsos a la «ley y el orden». Aunque los fascistas suelen adoptar comportamientos descaradamente criminales para promover sus objetivos, también suelen afirmar que son duros con el crimen. Al definir los parámetros de quién es y quién no es un criminal, los políticos fascistas pueden perseguir efectivamente a cualquier grupo que perciban como su enemigo. A continuación, Stanley examina cómo los fascistas aprovechan las ansiedades sexuales para lograr sus objetivos. Lo hacen de dos maneras: una, los fascistas demonizan el comportamiento sexual que existe fuera de un grupo muy estrecho. En segundo lugar, acusan falsamente a miembros de grupos externos (generalmente inmigrantes y personas de color) de violencia sexual contra mujeres que pertenecen al grupo interno más favorecido. En el capítulo 9, titulado «Sodoma y Gomorra», El autor describe cómo los fascistas pintan las ciudades cosmopolitas y a los urbanitas que residen allí como la causa de todos los males sociales que afligen al campo. Estas divisiones urbano-rurales son particularmente profundas en los Estados Unidos contemporáneos bajo el presidente Trump, escribe Stanley. En su capítulo final, Stanley aborda cómo los fascistas explotan las nociones preconcebidas de un país sobre el trabajo. Los fascistas fomentan una narrativa en la que los miembros del grupo interno (“nosotros”) somos trabajadores que merecen los beneficios ofrecidos por el Estado, mientras que los grupos externos (“ellos”) son vagos y no los merecen. El autor señala a los partidarios de Trump que creían que las víctimas del huracán Harvey en Texas tenían derecho a recibir ayuda federal en caso de desastre, pero las víctimas del huracán María en Puerto Rico no. En un breve epílogo, Stanley reconoce que algunos lectores pueden creer que conecta demasiado fácilmente los horrores nazis con ejemplos modernos. Pero explica que a menudo no se ve el fascismo tal como surge porque sus técnicas están normalizadas dentro de una sociedad. Lo que parecía impensable en el pasado reciente puede convertirse rápidamente en normal en el discurso político. Cómo funciona el fascismo es el esfuerzo de Stanley por brindar a la gente las herramientas necesarias para comprender estos procesos a medida que ocurren y, con suerte, resistir una toma política fascista de la democracia liberal.